miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ultralegalismo


Está sobradamente demostrado, meditado, comentado, sobado y manoseado que el profesor es el elemento esencial del sistema educativo - obviamente tras el alumno - y por obra y gracia de la ley vigente, el más desprotegido.

Y es que yo creo que nos estamos - los profesores - equivocando en la táctica. El otro día comentaba el tema con un compañero. Ambos llegamos a la conclusión de que no se pueden seguir tolerando los abusos que a diario se cometen y, sin embargo, es difícil oponer una defensa. La única forma que se nos antojó posible es aprovecharnos de la fuerza del sistema para ir contra él. El secreto del éxito de las llamadas "artes marciales": aprovecha la fuerza de tu opononente para combatirle.

Me voy a explicar.

Si usted, querido lector, va con su retoño por la calle y éste vuela un crsital de una pedrada, el dueño del vidrio roto no se va a conformar con una amonestación, va a denunciar el hecho y a usted le va a tocar apechugar como responsable del menor. Si resulta que el vándalo no es menor y encima reincide, las cosas pueden llegar, pasando por los oportunos tribunales, a males mayores. Lo mismo que si se trata de una agresión física o verbal y más aún si es contra alguien más débil o indefenso. Si esto es válido en la calle ¿por qué no lo hacemos valer en los institutos? Es decir, ¿para qué intentar resolver un problema por via escolar cuando se trata de un auténtico problema de orden público?

Si insistimos en resolver la cuestión de puertas adentro, nos vamos a encontrar con que el muchacho tiene un problema de adaptación, de socialización o vaya usted a saber de qué. Y, si me apura, seguro que hay algún psicoooo ... algo, que sale con la tesis de que es el entorno - es decir, nosotros - lo que le ha causado el trauma. Y luego a lo mejor, que venga el padre hecho un energúmeno en defensa del angelito y se la arme al primero que encuentre.

Estoy convencido de que si determinados hechos que en la calle son objeto de denuncia, se gestionasen de la misma forma cuando suceden en los institutos, otro gallo nos cantaría.

Se trata de hacer que el problema que tenemos en los centros con el tema del orden y la disciplina, se extienda a otras instituciones. Se trata de "incordiar" a los servicios sociales, a los jueces y demás, para que participen del problema. Tenga en cuenta el lector, que si "resolvemos" esos incidentes sin que salgan a la luz pública, para la mayoría NO EXISTEN.

Hago un llamamiento desde esta trinchera a todos aquellos compañeros e incluso equipos directivos, para que trasladen TODOS los problemas de este tipo a las instituciones extraescolares pertinentes y así hacer público y notorio este desorden. Si un muchacho atenta contra cualquier elemento material del centro, acosa a compañeros o profesores, roba o realiza cualquier acto que fuera del centro le llevaría, como poco, a una comisaría, denuncien. Cuanto más noticia seamos, más se dará cuenta la opinión pública de lo que está pasando. No pierdan el tiempo intentando resolver unos problemas que al final van a tirárselos a la cabeza.

Hagamos por una vez que el sistema legal favorezca nuestros intereses. Intentemos interpretar las leyes a nuestro favor, llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Son lo suficientemente malas en algún caso, como para que la idea dé resultado.

Saludos desde la trinchera.

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