jueves, 18 de noviembre de 2010

Carta a los sindicatos.


La masiva publicidad con la que están empapelando ustedes las paredes, inundando los casilleros y ocupando los tablones de anuncios de los institutos pidiendo el voto en las próximas elecciones sindicales, me han recordado que uno de los colectivos pendientes de mención desde esta trinchera, son ustedes: los sindicatos.

En primer lugar, felicitarles por haber conseguido todo lo que se proponían en cuanto a derechos para los trabajadores, a saber: NADA. Ese y no otro, era su propósito ... otra cosa era su propuesta.

Si las siglas de la mayoría de los partidos políticos (la S y la O del PSOE, la segunda P del PP) resultan incongruentes, las de sus instituciones son de un cinismo lacerante: obreros, trabajadores, unión, comisiones ... Pero lo más perverso en ustedes es el despotismo y el engaño demostrado hacia quienes dicen defender. Han llamado ustedes a una jornada de paro, y por tanto de pérdida de ingresos, a trabajadores con sueldos mínimos y empleos precarios, a autónomos funambulistas en cuerdas cada vez más flojas, a funcionarios rebajados e insultados ... todo ello para que, al día siguiente, estuvieran ustedes de nuevo compartiendo lecho con los políticos a quienes el día anterior criticaban, dejándose hacer a cambio de dinero y privilegios. Porque si lo de los políticos es corrupción, lo de ustedes es prostitución.

En tiempos pasados, que nunca fueron mejores, los líderes sindicales, por ejercer su labor, acababan en la cárcel. Hoy en día, acaban sentados a la derecha del Dios Capital.

"A cada cerdo le llega su San Martín" dice la sabiduría popular - por cierto cada vez menos sabia en base al aborregamiento inducido por el sistema educativo que ustedes aplauden y sostienen, y por las cadenas de televisión en las que tanto les gusta verse - así que, si hay justicia, ustedes deberían acabar siendo de verdad "los parias de la Tierra". De momento lo son de la política. No tienen ustedes ni suficientes redaños, ni suficiente clase (y miren que hace falta poca) para ser políticos de verdad.

Hagan caso a sus rezos: agrúpense todos, desaparezcan y dejen a esta famélica legión en paz.

Saludos desde la trinchera.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ultralegalismo


Está sobradamente demostrado, meditado, comentado, sobado y manoseado que el profesor es el elemento esencial del sistema educativo - obviamente tras el alumno - y por obra y gracia de la ley vigente, el más desprotegido.

Y es que yo creo que nos estamos - los profesores - equivocando en la táctica. El otro día comentaba el tema con un compañero. Ambos llegamos a la conclusión de que no se pueden seguir tolerando los abusos que a diario se cometen y, sin embargo, es difícil oponer una defensa. La única forma que se nos antojó posible es aprovecharnos de la fuerza del sistema para ir contra él. El secreto del éxito de las llamadas "artes marciales": aprovecha la fuerza de tu opononente para combatirle.

Me voy a explicar.

Si usted, querido lector, va con su retoño por la calle y éste vuela un crsital de una pedrada, el dueño del vidrio roto no se va a conformar con una amonestación, va a denunciar el hecho y a usted le va a tocar apechugar como responsable del menor. Si resulta que el vándalo no es menor y encima reincide, las cosas pueden llegar, pasando por los oportunos tribunales, a males mayores. Lo mismo que si se trata de una agresión física o verbal y más aún si es contra alguien más débil o indefenso. Si esto es válido en la calle ¿por qué no lo hacemos valer en los institutos? Es decir, ¿para qué intentar resolver un problema por via escolar cuando se trata de un auténtico problema de orden público?

Si insistimos en resolver la cuestión de puertas adentro, nos vamos a encontrar con que el muchacho tiene un problema de adaptación, de socialización o vaya usted a saber de qué. Y, si me apura, seguro que hay algún psicoooo ... algo, que sale con la tesis de que es el entorno - es decir, nosotros - lo que le ha causado el trauma. Y luego a lo mejor, que venga el padre hecho un energúmeno en defensa del angelito y se la arme al primero que encuentre.

Estoy convencido de que si determinados hechos que en la calle son objeto de denuncia, se gestionasen de la misma forma cuando suceden en los institutos, otro gallo nos cantaría.

Se trata de hacer que el problema que tenemos en los centros con el tema del orden y la disciplina, se extienda a otras instituciones. Se trata de "incordiar" a los servicios sociales, a los jueces y demás, para que participen del problema. Tenga en cuenta el lector, que si "resolvemos" esos incidentes sin que salgan a la luz pública, para la mayoría NO EXISTEN.

Hago un llamamiento desde esta trinchera a todos aquellos compañeros e incluso equipos directivos, para que trasladen TODOS los problemas de este tipo a las instituciones extraescolares pertinentes y así hacer público y notorio este desorden. Si un muchacho atenta contra cualquier elemento material del centro, acosa a compañeros o profesores, roba o realiza cualquier acto que fuera del centro le llevaría, como poco, a una comisaría, denuncien. Cuanto más noticia seamos, más se dará cuenta la opinión pública de lo que está pasando. No pierdan el tiempo intentando resolver unos problemas que al final van a tirárselos a la cabeza.

Hagamos por una vez que el sistema legal favorezca nuestros intereses. Intentemos interpretar las leyes a nuestro favor, llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Son lo suficientemente malas en algún caso, como para que la idea dé resultado.

Saludos desde la trinchera.